El roncar estaría asociado con cambios cerebrales y conductuales en los niños.

Según un nuevo estudio, el hecho de que los niños ronquen con regularidad podría estar estrechamente relacionado con el que estos presenten modificaciones en la corteza cortical cerebral, que afectarían a su comportamiento favoreciendo por ejemplo, la hiperactividad y la agresividad en ellos.

La Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland ha publicado recientemente en la revista Nature Communications esta investigación, realizada a partir de que numerosos padres relacionarán el hecho de que sus hijos roncarán de forma habitual con problemas en su comportamiento, tales como dificultades para concentrarse o para atender en el colegio. Los primeros indicios apuntaban a la existencia de una serie de modificaciones en la estructura cerebral que solo presentaban los niños roncadores.

La base científica de que esto ocurra la podemos encontrar en los ciclos del sueño. Una persona sana suele experimentar una media de entre 4 y 6 ciclos de sueño en un período de tiempo de 7 a 13 horas, dependiendo de su edad. Estas personas que descansan sin interrupciones pueden recuperarse de forma óptima, en cambio aquellas que roncan, presentan sus vías respiratorias nasales bloqueadas dificultando la entrada de oxigeno al cuerpo, y consecuentemente, la llegada de este al cerebro.
La consecuencia más generalizada en la apnea obstructiva del sueño (AOS), la cual no solo altera los ciclos del sueño provocando por ejemplo, el despertarse de un sobresalto en medio de la noche, sino también puede provocar una disminución en la cantidad de oxigeno que llega al cerebro, modificando ligeramente su estructura.
 
El estudio se basó en el análisis de  las imágenes obtenidas de realizar resonancias magnéticas a 10140 niños de entre 9 y 10 años de edad. Estos jóvenes formaban parte del ABCD, (Estudio de desarrollo Cognitivo del Cerebro de los Adolescentes) el mayor realizado a largo plazo sobre el desarrollo y la salud cerebral de los niños en Estados Unidos.

Los investigadores encontraron que aquellos niños cuyos padres informaron que estos roncaban mñas de tres veces por semana presentaban una sustancia gris más delgada en varias partes del lóbulo frontal cerebral que aquellos niños que no roncaban de forma regular. Estas áreas identificadas se saben que participan en funciones ejecutivas y del control de impulsos, cuya alteración podría provocar problemas de concentración, aprendizaje y comportamientos impulsivos.

Estos cambios estructurales serían muy parecidos a los encontrados en el cerebro de niños diagnosticados con déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Amal Isaiah, director del estudio afirmo que <<Los niños tienen una pérdida de control cognitivo que también se asocia a un comportamiento alterado>> además de recomendar a aquellos padres que observen ronquidos de forma continuada en sus hijos que acudan a un médico para determinar si presentan estas modificaciones cerebrales que acabarían desembocando en problemas conductuales.

Como solución a los ronquidos, se recomienda que los niños de hasta 5 años duerman una media de entre 10 y 13 horas, y aquellos de entre 6 y 13 años entre 9 y 11. En adolescentes lo ideal serias entre 8 y 10 horas y en jóvenes-adultos seria suficiente con un descanso de entre 7 y 9 horas. 
El establecer una higiene del sueño seria clave para evitar trastornos relacionados con este como pueden ser la apneas, las cuales acabarían por desencadenar el roncar de forma continuada cada noche. 


 

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